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lunes, 18 de abril de 2011

El Oasis

 Detesto mi trabajo, lo odio; a mis veintitrés años me parece el más nauseabundo que cualquier persona puede tener, es que al menos que me putearan en mi idioma pero oír las malditas frases en ingles de un montón de gringos rednecks, de los estados más espantosos de Estados Unidos, Kentucky, Alabama, Nebraska, Carolina del Sur, etc... Es una experiencia de lo peor, lo más bajo que alguien puede caer. Lo primero que me preguntan Luego de contestar el teléfono con mi acento fingido: Good morning Thank You for calling Fingerhut siempre es el:

-¿Are you an american?-(¿Es usted americano?)
Y yo:

Of course ma´m, yes i´m an american (Claro señora Soy Americano)

You sound Hispanic, let me speak wit your supervisor!!! (Usted suena hispano déjeme hablar con su supervisor!!!)

Yes mam, sorry but there is not supervisor avaible her in this floor, (Si señora Perdón pero el supervisor no está disponible en el piso)

But let me help you, i will try my best (pero dejeme ayudarle lo intentare de la mejor manera)

Y la gringa con algo de sorna:

I will let you, but i know that you do not speak the lenguage (se lo permitiré pero sé que usted no habla el idioma)

Es ahi donde me dan ganas de decirle: -Listen you Mother Fucker Whitetrash gringa, papa sin sal de mierda, go find your stupid catalog y metaselo por el culo ,gringa hija de la gran puta, and then go to piss some fuckin raper that put in your dirty ass una gran pinga.

-Obvio.- No lo he hecho sino ya me hubieran echado al carajo, no he renunciado, porque cuando empecé a trabajar acá me ofrecieron el oro y el moro, así que me metí a sacar un carro y una computadora al crédito, y una tarjeta que tengo topada, así que debo hasta los calzones, lo que he podido apañar miserablemente con el sueldo “Hecho para estudiantes” (si, como no) Todos los que conozco en esta empresa usurera y explotadora ya ni estudian porque el supervisor juega con los horarios para ayudar a su novia y sus amigas. Mientras todos los demás lumpen de este sistema esclavista trabajamos para que un montón de gringos nos insulten, y nos digan que no estamos en América.


Los cubículos están uno tras otro, puedo incluso oler la comida que la gorda de Adriana comió anoche a través de su aliento de Hipopótamo, las computadoras dan fallas cada cinco minutos, y tenemos que hacer malabares para lograr solucionar los problemas por ejemplo de una gringa que compró una cama y la rompió haciendo el amor con el novio, y ambos pesan 300 kilos de pura queso burguesa. Así que el elefante pide una cama nueva, para que su novio y ella puedan make out.



El elevador tiene olor a naftalina a la hora que llego 7:00 AM, y todos tenemos esa cara de preocupación, y ansiedad; lo sé porque hay espejos por todas partes, lo que significa que los constructores son unos malditos sádicos, la mezcla del stress y el adormimiento de la gente que va a trabajar a esa hora conforman la más fina expresión de pendejada en cada uno de esos rostros.


Hay una mezcla de todo, en todas partes, (ecléctico dicen) pero el edificio de la oficina me parece la estructura más absurda jamás construida, La ciudad de Guatemala está en un valle, si bien el nuestro es un clima semitropical en verano hace un calor asqueroso, y algún arquitecto imbécil de esos oligarcas enamorados con la estructura de Miami, se le debe haber ocurrido la maravillosa idea de hacer unos ventanales gigantescos, justamente hacia el oriente, pasamos asoleándonos toda la puta mañana durante el verano y el invierno, y ojo, nosotros no tenemos aire acondicionado; no, eso es solo un lujo para los jefes.


Hace poco tenía ganas de comprar una Uzi, y llegar disparándoles a todos los hijoe’putas que trabajan en ese lugar, para luego tirarme del piso 14 y terminar con mi vida. Pero luego pienso que no soy suicida, y que me daría cólera terminarme muriendo por esa bola de bueyes cabrones, eso de la metralleta y de matarlos a todos, se me repetía constantemente en el pensamiento.


Hasta que... Ella apareció.


Solo verla es un oasis para mí, me fascina verla en el “brake” No es descanso, en estas empresas de mierda, no hay descanso es un “Brake” de quince minutos  hasta eso me tiene hasta los huevos.


Pues en el Brake ella fuma y lee, y yo me paso como diez de los quince minutos viéndola, no habla con nadie, y siempre se deshace hábil, y amablemente de todos los avances que los compañeros hacen.


Yo la miro también todos los días temprano en la entrada, debemos tener el mismo cronometro interno porque siempre nos cruzamos en la puerta del trabajo, es alta, con rasgos finos como de elfa, el pelo castaño, y una cintura estrechísima como del tamaño de una cuarta de mi mano.


La viene a dejar un monigote en un carro Honda, de esos arreglados como en las películas de carros con el hinchado de Vin Diesel, el tipo la trata con una arrogancia, y es muy alto, tan alto que yo que mido más de uno ochenta me siento enano a su lado, he decidido que él no la merece, y yo sí.


He notado que ella me mira, a veces sonríe cuando está leyendo concentrada pero nunca me sonríe a mí. Se fija en mí, eso sí; y eso es suficiente, con ella siento una timidez que nuca había sentido antes, soy un imbécil quizá deje de serlo hoy que me acerque y le diga que se ve hermosa con el pelo sujeto en una cola, y sin el moretón en el ojo que tenía el otro día, es que... I like her so much.